En un conocido artículo sobre los premios literarios en Chile, Bolaño decía preferir que se premiara a novelistas comerciales como Isabel Allende que a escritores pretendidamente buenos, como Volodia Teitelboim o Antonio Skármeta, a quienes asociaba con el tipo de narrador que se favorecía en Cuba. Esos novelistas consagrados por la izquierda boba latinoamericana ocupaban, a su juicio, un lugar equivalente al de los narradores del realismo socialista en la Unión Soviética y Europa del Este. En su rechazo a la política literaria cubana, Bolaño no hacía más que ser fiel al magisterio de su admirado Nicanor Parra. Para seguir leyendo…
Responder