Alcides exclama: “La revolución fue necesaria, no me cabe la menor duda”. En cambio, este filme muestra el espectáculo de su duda, que es, como ya he dicho, la Villa Marista del corazón. Un filme que es, además, la proyección digitalizada, protocapitalista, del Alcides vulgar. Cuando habla del Che como ejemplo de “modestia y humildad”, el entrevistado olvida que la modestia es, muchas veces, “una maniobra de dominación y, al mismo tiempo, de abdicación” (Derrida), y que esa falsa honradez está “poseída por el diablo”. Para seguir leyendo…
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