Si es cualquier cubano el que, desde su particularidad, puede extrañar a Cuba, entonces Proust pueda que nos sirva de guía. Extrañar un lugar significaría multiplicar los espacios de la memoria que existe, aunque en ruinas y nebulosas, hacia una recuperación de ese espacio sensible. Hablaríamos de una relación asimétrica entre un concepto de facultad intelectual y el precepto de la experiencia, ya que es indudable que movilice el recuerdo sin la experiencia. 😉 Enjoyyyyyt
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