En ficciones como El Lugar, Paris, o los microrelatos insertados en la ultima obra La novela luminosa, se construye la extrañeza de mundos que pueden existir, con inexactitudes rarísimas, dentro de un closet o en una habitación, en una escalera, o por medio del descascaro de una uña. Son circunstancias del devenir azaroso, de las mutaciones imposibles, y a diferencia de Kafka con sus metamorfosis, el devenir siempre transgrede tras los fluidos, al decir de Deleuze y Guattari, de la constante animalización de lo sujetos. Para seguir leyendo…
Responder