Tanto Cassou como Carlos Enríquez vieron la abstracción como un arte deshumanizado y formalista. Enríquez iba todavía más lejos. Aseguraba que el arte moderno marchaba hacia un lirismo romántico, que reaccionaba contra el “maquinismo y el materialismo”. Y este romanticismo era el modo en que se expresaban las interpretaciones marxistas que harían resurgir “el misticismo humanitario en el arte”.Para seguir leyendo…
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