En La isla que se repite, la reflexión de Benítez Rojo en torno del polirritmo caribeño, deudora de teorizaciones de Fernando Ortiz y del africanista alemán Janheinz Jahn, se relaciona con la lúcida postura descolonizadora de Brathwaite respecto de la inadecuación de los metros ingleses en las Antillas, donde, según su aclamado dictum, “el huracán no ruge en pentámetros” (Brathwaite). Apropiándose críticamente de nociones posmodernas provenientes de la academia euro-estadounidense –de la teoría del Caos (vía James Gleick, entre otros) al pensamiento francés de Jean-François Lyotard, Jacques Derrida, Gilles Deleuze y Félix Guattari (filósofos que también Glissant asimila)–, Benítez Rojo intenta también ensayar un discurso antillano autónomo. Para seguir leyendo…
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