A la novela Los caídos, de Carlos Manuel Álvarez, se le ha reprochado lo mismo que a ciertas películas contemporáneas: no cuenta nada. Pero otra vez es falso. Esta novela, como esas películas, cuenta mucho, lo cual revela una vez más que el problema no está en quién narra, sino en la forma en que esa narración va a ser leída. Quien narra aquí es todo un cuerpo agónico: la familia moribunda de todas las Cubas, la de antes y la de ahora, la del primer castrismo y la del castrismo tardío. Para seguir leyendo…
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