Cuando en Cuba estalló la guerra de la independencia, España envió como capitán general de la isla al mallorquín Valeriano Weyler y Nicolau y más tropas para reprimir la revuelta. Muchos disidentes fueron acusados de pertenecer a una sociedad secreta llamada los ñañigos y fueron detenidos y deportados a España, con destino a los penales de Fernando Poo (Guinea), la isla de Chafarinas y Ceuta. Pero ante la avalancha se decidió habilitar como cárcel una parte del castillo de Sant Ferran de Figueres. Un episodio, casi desconocido, del que ahora la historiadora Tura Clarà acaba de publicar un detallado informe en el n.º 50 de los anales del Institut d’Estudis Empordanesos. Para seguir leyendo…
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