Abro el Libro de las Caras para enterarme cuántos de mis conciudadanos han sido encarcelados hoy por usar su derecho a la palabra pública. La Grosería y el Odio me cercan. Quiero ver una cara para escucharle algo divino, me urge tener por un instante una cara distinta a la del perfil, la del muchacho que musita con la lengua confusa, el pelo revuelto, la frente roja, los libros que se le resbalan hasta el asfalto: “llegaste tarde”. Para seguir leyendo…
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