El trabajo de Labat es pródigo en ejemplos estructurados sobre variantes del cuerpo grotesco y de lo carnavalesco: ello se evidencia en la atención a esas regiones anatómicas en las que el cuerpo fluye, se expande y se conecta con su ámbito circundante, y en la decisión de incorporar las emanaciones corporales (heces fecales, sudor, sangre, aliento) de seres humanos o de animales. En ocasiones el artista se vale de manipular excrecencias que, como las uñas, prolongan las fronteras físicas del ser. Y en un número de obras, ciertas funciones fisiológicas y potencialidades físicas de la anatomía del artista (respirar, defecar, retener el aliento) se privilegian, llegan a definir al cuerpo en el momento de la creación y quedan indeleblemente impresas en el artefacto artístico. Para seguir leyendo…
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