En El Secadero hay quizás un intento de que todo fluya de la mejor manera posible. De que todo empaste bien. Creo que todos aspiramos un poco a eso. Y luego vienen las circunstancias y uno debe asumirlas, irse relajando. Lo que quiero decir es que, aunque sepamos que es una construcción, la construcción misma genera su propio tono. En el caso de El Secadero, siempre se pensó como un híbrido. Un corto que no negara totalmente la realidad o al menos las convenciones del realismo, pero que las forzara/ exaltara/ perturbara. Para seguir leyendo…
Responder