A estas alturas del campeonato, luego de tanta literatura y tantos audiovisuales con trama detectivesca, puede que alguien encuentre baladí la solución del enigma. Pero no hay que pensar que Conan Doyle quería tomarnos el pelo. Nanay, hermanos. Esa eventual impresión de banalidad se debe a que no pocas de las eminencias del conspicuo Detection Club (parnaso de los autores británicos de novelas de misterio, de los que él fue decano), quienes dominaron ampliamente el mercado internacional de la narrativa policiaca durante las décadas de 1920 y 1930 del siglo XX, volvieron sobre el mismo esquema argumental de “El hombre del labio retorcido”, mutatis mutandis, en reiteradas ocasiones, convirtiéndolo en un cliché. Para seguir leyendo…
Responder