Recuerdo que una vez me agarraron. Fui a ver a las Damas de Blanco y vi, con mis ojos, que les daban golpes. Estaba esa mística de que les daban y que era mentira. Lo vi con mis ojos. A mí me dieron también golpes. Me llenaron de morados. Recuerdo que nos llevaron para Tarará. Recuerdo el odio con que esas mujeres policías nos llevaban. Le decía: “Mira, no me aprietes que me salen morados”. Vaya, como queriendo decir: “No te conviene”. Qué hacía, me apretaba más duro. Pensaba: “No es posible que tengan este odio, si no me conocen”. Desde entonces cada vez que me detienen explico quién soy, lo que hago, cuáles son mis principios. Soy pacifista. En esos interrogatorios les explico qué es el performance. A ellos no les gusta el performance porque es algo que no pueden agarrar. Es algo que no tiene forma. La forma del performance surge mientras vas concientizando lo que estás haciendo. Para seguir leyendo…
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