Para buena parte de la oficialidad, la idea de presentar las heroicidades del pasado a través de personas de piel negra no fue tan bien recibida como aquellas otras representaciones de criollos letrados. Sin embargo, se me antoja pensar que el filme acaba de hallar su actualidad en la segunda década del siglo XXI, cuando se hace posible recibir ese mensaje perdido como un código cifrado para entender un presente de reformas y no el pasado colonial esclavista. Todos los personajes relativos a las clases dominantes en la película (blancos patricios, criollos de clase media, intelectuales burgueses, padres católicos, etc.) sabían que el experimento de la esclavitud estaba llegando a su fin, que la Isla se estaba arruinando, que el malestar entre los sujetos esclavizados se expandía de forma inconmensurable, pero incluso así se resistían a tomar una medida drástica. Para seguir leyendo…
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