Pienso que a los regímenes también se les va quitando poder mientras la ciudadanía gana terrenos que antes no tenía. No considero que pidiéndole al Estado protección para mujeres y niñas, para la comunidad LGBTIQ, para las disidencias ya sean políticas y sexuales (que las disidencias sexuales también son políticas, pero esa es otra conversación), se le esté empoderando. Pienso todo lo contrario. Es la ciudadanía la que, arrebatándole ese poder a quien siempre lo ha controlado, se empodera. Celebrar un decreto en favor de los animales no cambia en nada la rabia que nos provocan los allanamientos, las citaciones, interrogatorios y arrestos arbitrarios, el hostigamiento policial a quienes disienten, el odio político, los desalojos, los actos de repudio, la homofobia, el racismo y el clasismo de Estado, la violencia contra mujeres activistas, periodistas y opositoras. No suavizará nuestras denuncias ante injusticias de este tipo, ni nos relajaremos. Para seguir leyendo…
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