Todo empezó en 1993, cuando al terminar un vuelo fui a la oficina del jefe de Regimiento Aéreo Ejecutivo y solicité mi retiro como piloto. No fue una decisión precipitada, sino fruto del contraste que veía entre la vida de los dirigentes y la de mi familia, vecinos y amigos. Me di cuenta que el nivel de vida de los dirigentes y altos oficiales era muy superior al de nuestro pueblo; mientras ellos gozaban de toda impunidad y opulencia, mi pueblo moría de hambre y todo tipo de necesidad. Como piloto profesional me sentía realizado, pues se me había asignado una responsabilidad que no cualquier piloto podía ejecutar, pero como persona, como ser humano, ya no me sentía bien sirviendo a los que, por muchos años, han oprimido a nuestro pueblo, y opté por retirarme. Para seguir leyendo…
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