Alberto Hernández: Ernesto cuenta su detención y los malos tratos en una cárcel de Santiago de Cuba el 11J
El policía más agresivo agarró unas esposas a manera de manopla y la usó para golpearlo en la cara, causándole una herida cerca de un ojo. Por suerte, en ocasiones algunos golpes terminaron en la visera de la gorra, lo que permitió que no perdiera el ojo. En ese momento otro de los policías, al parecer con remordimiento gritó: «Déjalo ya y vámonos». «Solo después de eso fue que me condujeron hasta la estación de policía conocida como El Palacete». Para seguir leyendo…
Responder