La Bienal es solo un nombre: se hace cada tres años o más, según dicten los títeres subordinados al Consejo de Estado y a sus manos “ocultas”, hoy visibles. Esto ha sido incluso motivo de burla porque delata la incapacidad para mantener una plataforma de trabajo serio en torno a temáticas que sean resultado de esa seriedad y no cuenta con una pericia productiva real. Pero bueno, qué importa, si los tiempos en Cuba son parte del desorden total. Para seguir leyendo…
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