Hay una potencia creadora incalculable en el acto de decir «no». La escultura, por ejemplo, en específico la talla, es un procedimiento artístico que consiste en remover la materia sobrante hasta dar con la forma subyacente. En el acto de negación reside su poder revelador. El 11 de julio la gente salió a la calle precisamente a decir «no». No más mentira, no más censura, no más represión, no más usurpación de las libertades civiles y políticas. Ese ejercicio de negación juntó el deseo de todo un país. No hay comunidad más fuerte que la de los deseos unidos en el acto rabioso de la negación. Para seguir leyendo…
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