Rebeca Proenza: El cubano de los carteles

Artes visuales | 12 de septiembre de 2023
©Carteles en una acera de Nueva York / Cortesía del artista

El texto que muere los domingos pudo haber sido un fragmento de poema, un haikú, una décima cubana o una frase que escuchó en la calle. Saben todos los que dialogan frente a él, que son procesado por su filtro de musas, producto de la constante búsqueda del «inconsciente colectivo», como nombra el artista a las revelaciones que le regala la sociedad en forma de palabras. En una fiesta, en el metro, en un autobús, sus oídos acechan la llegada de la poesía popular. La que nunca ha sido escrita. La que se escapa en conversaciones comunes como parte de la cotidianidad y queda plasmada en la libretica pequeña que Ronaldy lleva consigo a todos lados. 

Lo primero que dibuja son dos cuadrados en blanco, ejemplificando el marco y superficie de sus obras. «El texto llega cuando llega» y forma parte de su «banco de frases», como le llama a la millonaria compilación de su capital de libretas. La selección periódica está impúdicamente condicionada por sus sentimientos y vivencias. Hay carteles que anuncian la primavera aludiendo al olor de las flores que se cuelan entre las herraduras de los caballos, mientras en otros se lee: «MANDA A TODOS PARA CASA DE LA PINGA AND CARRY ON».

Colgados de la vieja reja del parqueo, los carteles esperan que los vecinos de la zona les descubran y ofrezcan el homenaje que merecen. De acuerdo con nuestros tiempos, un post en Instagram es lo más común. Muchos de ellos cuestionándose quién es el artista.

Han pasado tres años desde que Ronaldy se comprometió consigo mismo a exponer su obra todas las semanas. Siempre de forma anónima y sin recibir compensación monetaria por ello. Todo lo que invierte sale de su bolsillo, del dinero que se gana trabajando al transportar piezas de arte de galería en galería. Atesora y resguarda en sus manos millones de dólares en forma de cuadros y esculturas de coleccionistas y propietarios privados que le confían su traslado, pero insiste en que no es este el futuro que anhela para su obra. 

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