Revista: ‘Alacrán Azul’ (1970-1971)
La revista Alacrán Azul fue editada entre 1970 y 1971 en Miami, Florida. En los dos números que se conservan es palpable un interés por privilegiar la literatura y, en especial, la literatura cubana del exilio.
Dirigida por José Antonio Arcocha (1933-1998) y Fernando Palenzuela (1938), la publicación expresa no sin entusiasmo su voluntad de ampararse en la literatura como alternativa al caos de una realidad deshumanizante que se ha instalado en el mundo. De ahí su declaración en favor de dos principios: “la libertad y la poesía”. Gracias al auspicio de Juan Manuel Salvat, fundador y director de la histórica editorial del exilio cubano, Alacrán Azul se publicará en los predios de Ediciones Universal, y hasta dará su nombre a un sello bajo el cual se publicaron algunos títulos. Como suele suceder en la mayoría de las revistas hechas por un pequeño grupo de escritores, los nombres de sus realizadores se repiten al pie de varias artículos, notas y reseñas críticas.
A ellos se unirá, por supuesto, una nómina de autores entre los que se encuentran Ana Rosa Núñez, Lourdes Casal, Alberto Baeza Flores, Wifredo Fernández, Constantino Manuel Torres, Octavio Armand, el músico Natalio Galán, el cineasta Néstor Almendros. Además de los mencionados, destacan las firmas de Lydia Cabrera, Guillermo Cabrera Infante (de quien aparece el final de Tres Tristes Tigres que se excluye de la edición de la novela y del que se generaría Ella cantaba boleros) y Gabriel García Márquez.
Sin mayores pretensiones de abarcar todos los géneros literarios, Alacrán Azul concita ensayos de Carlos M. Luis y Roger Caillois; cuentos de Fausto Masó, Julio Matas y el mexicano Gustavo Sainz; poemas de Eugenio Florit, Raimundo Fernández Bonilla, Juan-Eduardo Cirlot o Pierre Seghers; entrevistas como las mencionadas a Lydia Cabreara y Cabrera Infante, pero también a Lino Novás Calvo. Asimismo, dedicará sendos dosieres a las figuras de Calvert Casey y José A. Baragaño, en los que se pueden hallar notas memorabílicas, correspondencia y poemas a ellos dedicados.
Especial mención merece el privilegio que concede Alacrán Azul a las artes plásticas y la fotografía, de la mano de José María Mijares quien fungía como su director artístico. Además de ser el artífice del alacrán que preside el proyecto en su primera portada, al interior de los números pueden verse reproducidas piezas firmadas por Enrique Riverón, Rafael Soriano, Ramón Carulla, Castillo, Alfredo Lozano, Moreno, Osvaldo, José Ángel Rosabal y Armando Córdova. Un segmento dedicado a la fotografía de Jesse Fernández, a la pintura del propio Mijares y unos retratos inéditos de Néstor Almendros a Cabrera Infante, aportan atractivo y novedad a las entregas.
Si bien es presumible que los editores aspiraban a cierta diversidad de firmas internacionales, tanto por el número como por la relevancia historiológica de los textos, Alacrán Azul fue una revista literaria del exilio cubano por excelencia. La constelación de nombres cumbre que ya habían tenido que abandonar la isla en apenas dos entregas hace pensar en la magnitud del proyecto de no haberse malogrado. Según un anuncio en su última aparición, para la siguiente se reuniría ensayos sobre Octavio Paz, Lydia Cabrera y el surrealismo en la poesía, así como entrevistas a Salvador Elizondo y Néstor Almendros.
En el marco de las revistas cubanas del exilio, Alacrán Azul podría leerse como un antecedente de escandalar (1978-1984), ese proyecto que prosperó desde Nueva York, bajo la gestión de Octavio Armand, y un intento por recuperar lo que había conseguido Exilio (1965-1973), impulsada por Víctor Batista y Raimundo Fernández Bonilla.
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