Cuando en el 2012 el gobierno cubano anunció nuevas regulaciones aduaneras para controlar las mercancías que llevan los viajeros al país y poner fin a la avalancha incontrolada de productos de todo tipo, nunca imaginó que la medida no funcionaría como una eficaz barrera de entrada, sino que se convertiría en un ingenioso desafío que generaría ingresos calculados ya en $3,506,374,350.00 dólares el pasado año. Para seguir leyendo…
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