Rafaela Cruz: ¿Hay un choque dentro del castrismo del que nadie habla?

DD.HH. | 19 de febrero de 2024
©Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel, Manuel Marrero y otros miembros del regimen en la Asamblea Nacional del Poder Popular / PL

Está claro que algo pasó en los sistemas informáticos de Cuba causando que miles de comercios tuvieran que operar a punta de lápiz.

Pero como públicamente se desconoce la causa de este incidente cibernético, han surgido dos teorías explicativas dominantes: Una que considera que todo es una operación para encubrir un desfalco y otra que entiende estamos ante una justificación fabricada por el Gobierno para no aplicar la subida de precio a los combustibles.

Ambas teorías —correctamente— descartan el origen extranjero del incidente, una explicación demasiado fácil y conveniente para el Gobierno; además, ¿por qué desde fuera se iba a impedir el autoatentado que estaba cometiendo el castrismo al encarecer los combustibles? Como decía Napoleón: «nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error».

Teoría desfalco

Son muy pocos los que en Cuba tienen acceso suficiente para generar un incidente cibernético de tal magnitud y, por supuesto, todos están actualmente bajo investigación, con lo que, más que librarse, estas personas —que conocen el sistema— habrían cometido el error de atraer la lupa sobre sí mismos, su estilo de vida, sus cuentas y sus relaciones. Esto es poco creíble.

Además, un desfalco que requiera la eliminación de las bases de datos de CIMEX dejaría rastros en cuentas bancarias, en cuentas de aduana si hay comercio exterior involucrado o, incluso, en cuentas de clientes y proveedores. A todo eso póngasele que las grandes empresas tienen información redundante almacenada en servidores desconectados de internet que solo podrían ser atacados inoculándoles directamente el malware.

Esta teoría es demasiado Misión imposible.

Teoría justificación

Asume que el propio Gobierno, asustado porque los estados de opinión advierten un incremento del descontento popular, causó este desastre cibernético para no subir los precios de los combustibles sin quedar como un improvisador desnortado.

Pero ¿qué miedo puede sentir un Gobierno que tiene miles de presos políticos después de descabezar una tenue oposición? ¿Puede temer otro 11J si sabe que va a llenar la Plaza el Primero de Mayo con personas que lo mejor que van a comer ese mes es el bocadito de jamón que recibirán para tener las calorías justas para, mientras desfilan, gritar ¡Viva Raúl!?

Si el castrismo estuviese asustado estaría disminuyendo la inflación, no incrementándola, pero el totalitarismo es lo único que funciona en Cuba. No hay miedo a un pueblo hecho rebaño.

Y de haber miedo, para aplacarlo eliminarían la medida definitivamente, no la pospondrían con una débil excusa mientras advierten que la implementarán más adelante porque es imprescindible para encarrilar al país, como sigue insistiendo el Gobierno.

En todo caso, ¿realmente necesita el castrismo una justificación para cambiar de opinión? Con su monopolio de medios de comunicación sería fácil generar una narrativa en la que eliminar esa medida en vez de improvisar, pareciese una demostración de Gobierno con el oído en tierra —como le gusta decir a Raúl Castro— o de cómo el socialismo se preocupa por el pueblo y bla bla bla…

Pero si de buscar una excusa se tratase, ¿no podían crear una que no costase millones de dólares en paralización y reorganización de los sistemas informáticos? Fácil lo tenían con el despido de Alejandro Gil como ministro encargado del tema.

Esta teoría es demasiado Wag the Dog.

Como no parece que ninguna de estas teorías explique correctamente lo que está pasando en Cuba, analicemos las señales de manera más global para inferir una explicación alternativa a lo que ocurre detrás del telón de acero castrista.

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