Alfredo Herrera Sánchez: Entrevista a Katherine Bisquet / Hay más cubanos en España que nunca (y muchos son artistas)
Pronto se cumplirán tres años de las mayores protestas antigubernamentales de la historia de Cuba. El 11 de julio de 2021 (11-J) miles de personas salieron a las calles de la isla en 60 sitios diferentes para exigir un cambio político. Esas manifestaciones estuvieron precedidas por el auge que alcanzó el Movimiento San Isidro (MSI), un grupo de artistas que fue reprimido por el régimen de La Habana durante una huelga de hambre colectiva a finales de noviembre de 2020.
Los líderes del MSI, Luis Manuel Otero Alcántara (artista visual), y Maykel ‘Osorbo’ Castillo (rapero), están entre los más de 1.000 presos políticos que existen en Cuba. El resto del grupo fue duramente reprimido y muchos tuvieron que exiliarse, algunos forzadamente. La prueba es que nunca había habido tantos cubanos viviendo en España como ahora, casi 200.000 en enero de 2023. Entre los que se vieron obligados a salir de la isla se encuentra la poeta y activista Katherine Bisquet, afincada ahora en España y quien estrena por estos días en el Krakow Film Festival el cortometraje documental En San Isidro. Compuesto por imágenes que Bisquet tomó en la casa de La Habana Vieja donde se acuartelaron, el filme muestra el momento en que los represores del régimen entraron a secuestrarlos.
«En San Isidro parte de un momento de solidaridad, en un contexto en que la desidia consumía al país», dice Bisquet en entrevista con El Confidencial. «Era mi manera de visibilizar los rostros de muchas personas que fueron reprimidas por la Policía y la Seguridad del Estado (principal órgano represor del régimen cubano). Y es la vía que encuentro para evocar a Maykel ‘Osorbo’ y a Luis Manuel Otero, quienes aún se encuentran presos injustamente. Las imágenes de la película fueron tomadas en momentos en los que algunos amigos lograron introducir mi cámara en la casa de manera clandestina.»
Bisquet considera que el MSI «fue un parteaguas en el acontecer cívico, cultural y político de Cuba». No se equivoca. Este grupo de artistas logró presionar al Partido Comunista que lleva 65 años gobernando la isla. El operativo policial que terminó con la huelga del MSI fue noticia en medio mundo y provocó una respuesta de la sociedad civil cubana. En la mañana del 27 de noviembre de 2020, a solo horas de la intervención oficial en la sede del MSI, otro grupo de artistas protestó frente al Ministerio de Cultura. Que unas 300 personas se manifestaran allí y obligaran a representantes del régimen a dialogar, sirvió como antecedente directo del 11-J.
Exiliada ahora en Madrid, Bisquet vivió bajo un acoso constante hasta que prácticamente fue expulsada de la isla a mediados de septiembre de 2021. «Mi salida de Cuba no fue voluntaria. Estuve tres meses bajo prisión domiciliaria junto a una amiga artista y activista, Camila Lobón, hoy exiliada en EEUU. Por aquellos días ella se quedaba conmigo en mi alquiler de Centro Habana, ya fuese porque estábamos envueltas en los mismos movimientos de resistencia y bajo la misma violencia policial, o porque el hecho de acompañarse era ya la única arma que nos quedaba de protección. Si detenían a una, la otra reportaba. Si nos detenían a las dos, nos teníamos la una a la otra en el mismo calabozo», explica la joven de 31 años.
El régimen cubano suele ensañarse en la represión que desata contra las mujeres. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), una organización con sede en Madrid, denunció en enero pasado que el 67% de las detenciones arbitrarias realizadas en Cuba en 2023 fueron contra mujeres, así como el 52% de las retenciones ilegales en viviendas.
«En aquel tiempo (2020-2021) las cosas se iban complicando cada día», recuerda Bisquet sobre sus últimos años en la Isla. «Se concatenaban las protestas de los activistas, la sociedad civil y la población en general. Ocurría alguna manifestación en cualquier parte del país y mi casa quedaba completamente sitiada por la Seguridad del Estado. No podía salir hasta que se aplacara la situación en ese lugar x del país. Algunas veces duraba un día, pero la última vez duró poco más de tres meses, hasta que terminé montada en un avión directo a Varsovia. Tres meses antes de esa salida, mi pareja en aquel momento (Hamlet Lavastida) regresaba de Berlín. Él llevaba un par de años fuera del país, pero al ser un artista político que se relacionaba con nosotros quedó en la mira de la Seguridad del Estado. Poniendo un pie en Cuba fue encarcelado. Durante todo ese tiempo estuvo sometido a demasiados interrogatorios y yo a demasiados chantajes.»
Lavastida fue arrestado con el pretexto de haber sugerido que se escribieran o acuñaran billetes cubanos como método de protesta. «La Seguridad del Estado buscaba desmembrar nuestras organizaciones», explicó Bisquet. «Parte de su estrategia consistía en liberar a presos políticos como moneda de cambio por nuestra salida de Cuba. Ese fue el canje, yo debía salir de Cuba inmediatamente a cambio de la liberación de mi pareja. Toda la tramitación del visado duró tres meses, y toda la tortura también. Al día siguiente de tener los pasaportes visados, la Seguridad del Estado nos condujo al aeropuerto en una caravana de autos y motos de la Policía. Fue un aparato de casi quince hombres que nos entró al aeropuerto por la parte de la pista de aterrizaje, violando todos los trámites aduanales. Casi a la salida, alguien se nos acerca y nos dice que si intentamos regresar iríamos a la cárcel».
De Polonia, Bisquet se trasladó a España y lleva varios años viviendo en un piso madrileño de la calle Delicias. Allí celebra todos los meses ‘El club de las Delicias’, una tertulia literaria a la que asisten decenas de cubanos. Pintores, escritores, músicos, poetas, cineastas y periodistas intercambian lecturas o performances para combatir la nostalgia y de cierta forma volver a Cuba, un lugar al que no todos pueden regresar.
Esos encuentros en Delicias representan al creciente exilio cubano asentado en España. Nunca vivieron en este país tantas personas nacidas en la isla. La crisis económica desatada tras el colapso del turismo por la pandemia desató la mayor estampida de cubanos registrada hasta la fecha.
Bisquet considera que su condición de exiliada ha influido «de una manera muy práctica» en su vida y trabajo. «A los cubanos nos privan del mundo», señala la poeta. «Ese sistema nos deja desamparados y desactualizados. Muchos tenemos que empezar de cero, reinventarnos, aprender y desaprender. Por primera vez nos encontramos frente a Google Maps, frente a una tarjeta de crédito, frente a un acceso a la información que antes no teníamos… Son cosas que para otro ciudadano del mundo representa algo básico, pequeñas cosas adquiridas sin importancia. Para nosotros es algo totalmente desconocido. La gente no sabe qué tan aislados y desconectados estamos. Vivir en Cuba es como vivir en otro siglo, encerrado en una isla cárcel. La gente no se va, la gente escapa. Todavía mi exilio es demasiado joven como para tener alguna certeza. Pero si algo voy teniendo seguro, es la necesidad que empieza a tener uno de reconstruirse y la ansiedad que provoca recuperar el tiempo perdido. En mi trabajo (un medio de prensa digital), el exilio está en las redes sociales, en la forma de hacerse escuchar, en la forma de resiliencia, de sobreponerse a traumas para poder continuar, para no paralizarse».
El periodista cubano Abraham Jiménez Enoa, también exiliado en España, acaba de publicar el libro Aterrizar en el mundo, un texto que aborda esa experiencia de «chocar» contra el desarrollo al salir de la isla por primera vez.
Exiliarse o migrar siempre ha sido duro para cualquier profesional, pero los artistas e intelectuales están entre los que más sufren para encontrar trabajos afines. Bisquet ha logrado insertarse en varios medios de comunicación independientes que exponen el acontecer cubano censurado por el régimen. También sigue escribiendo y ha sido galardonada por ello: «Terminé mi tercer poemario, Esquizopatria (aún inédito), con el que obtuve el Premio Ciudad de Alcalá de Poesía 2022. Este es un libro que comienza con la odisea de mis últimos tres años en Cuba, bajo persecución política, y termina con el primer año de exilio, otro tipo de odisea. Esos poemas son casi un diario de guerra, de supervivencia. Muchos me sirvieron para conmover y empatizar sobre la situación que vivíamos. Algún poema sirvió como título de una exposición de arte contestatario. Fueron poemas útiles. Quiero pensar que lo siguen siendo».
Para Bisquet es primordial el recuento del dolor y la represión que ha causado el régimen cubano a lo largo del tiempo. Por eso también invierte su tiempo en rescatar vivencias asociadas a ese fenómeno que sirvan para retratarlo. «Estoy trabajando ahora en una investigación sobre el blanqueamiento de la memoria como herramienta de control de los regímenes totalitarios», detalla la poeta. «La investigación se titula La blanca memoria, y consiste en un libro de testimonios que más tarde podría convertirse en una película documental. Quiero hallar esos huecos en la memoria de un grupo de cubanos que han estado en un momento de su vida sometidos a la violencia directa del Estado, ya fuese por su obra creativa, pensamiento político, activismo, o simplemente por el hecho de haber nacido en el seno de una familia opositora».
Con un aparato de propaganda hermético y eficiente, el Partido Comunista suele construir el relato que termina dominando el acontecer mediático de la Isla. Como son ilegales los medios de prensa independientes, el poder carece de competencia acreditada y genera vacíos de información que terminan ocultando la represión constante sufrida por los opositores.
La blanca memoria pretende llegar también al formato documental, campo en el que existen grandes precedentes (Conducta impropia y Nadie escuchaba), codirigidos por el español Néstor Almendros. «El proyecto tiene la intención de activar muchas de las zonas borradas en hechos significativos que han marcado en gran medida el destino de estos personajes. Es un trabajo que todavía estoy arrancando, y que de momento trabajaré con la diáspora asentada en las ciudades de Madrid y Miami, donde se encuentra la mayor parte del exilio cubano. Para ello estaré toda la segunda mitad de este año como investigadora invitada en la Universidad de Florida, y luego continuaré con el proyecto aquí en Madrid», concluye Bisquet.
Publicación fuente ‘El confidencial’
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