Marcelo Figueras: La solitaria vaca cubana asesinada por un satélite
En 1960 los estadounidenses lanzaron un cohete espacial, pero a pocos minutos de su despegue se produjo una falla y el aparato explotó. Algunos fragmentos de ese cohete cayeron sobre territorio cubano, matando una vaca. El hecho produjo un escándalo diplomático entre los EE.UU y Cuba. Con gran poder de síntesis, en «Aquella solitaria vaca cubana» el Indio Solari describió la curiosa historia.
Miraba el cielo justo a tiempo,
miraba el cielo justo a tiempo…
Salvada del motor eterno,
salvada del motor eterno y justo a tiempo.
Aquella solitaria vaca,
aquella solitaria vaca cubana.Rumiaba el silbido del viento,
rumiaba el silbido del viento…
(la civilización la amaba,
la civilización la amaba y justo a tiempo)
Aquella solitaria vaca,
aquella solitaria vaca cubana.
El 30 de noviembre de 1960 los estadounidenses lanzaron al espacio el cohete «Thor DM-21 Ablestar». A poco de su despegue desde Cabo Cañaveral, mientras volaba sobre el océano Atlántico, se produjo una falla, el cohete explotó y partes del mismo cayeron sobre suelo cubano (cerca de la ciudad de Holguin), matando una vaca y produciendo daños materiales menores.
«Rumiaba el silbido del viento,
rumiaba el silbido del viento…»
Para los cubanos fue un golazo, ya que un mes antes habían sufrido un bloqueo comercial por parte de los Estados Unidos (que aún se mantiene). La denominada «Revolución cubana» de 1959, que desembocó en la caída del hasta entonces presidente Batista y la asunción de Fidel Castro, había deteriorado para siempre la relación entre ambos países: cuando el nuevo gobierno cubano comenzó a nacionalizar empresas que hasta entonces pertenecían a los norteamericanos la cosa empeoró, desencadenando en el ya mencionado bloqueo económico.
«Miraba el cielo justo a tiempo…»
Los cubanos supieron aprovechar «políticamente» la caída del satélite y la muerte de «Rufina», la vaca «asesinada por el satélite». Fidel Castro despotricó contra los Estados Unidos, sugiriendo que se había tratado de un atentado y que habían violado el espacio aéreo cubano. Lo cierto es que el hecho había ocurrido realmente, y era un escándalo, que ponía al descubierto los peligros que implicaba la «carrera espacial» que practicaban yankis y rusos. Si bien faltaba casi una década para que el hombre «llegara a la luna», las pruebas habían comenzado hacía tiempo, y el riesgo de una caída sobre áreas urbanas era imperdonable.
«la civilización la amaba y justo a tiempo»
Eso canta con precisión Solari. La muerte de la vaca no pudo ser más oportuna: Cuba logró poner en «off side» a su «enemigo» del norte. La guerra psicológica ya estaba en marcha.
Cuarenta años más tarde, en septiembre de 2000, el director de la CIA George Tenet mencionó el incidente en tono de broma: «Fue uno de los fracasos más espectaculares. Cayeron escombros sobre Cuba. La Habana denunció que una vaca murió en una acción deliberada de Estados Unidos. Los cubanos hicieron desfilar otras vacas por las calles con una pancarta que decía ‘Eisenhower, asesinaste a una de mis hermanas’. Fue la primera y la última vez que un satélite se ha utilizado en la producción de carne picada».
La anécdota de Tenet fue real: casi una semana después de la caída del cohete, el 6 de diciembre de 1960, se publicó en un diario de EEUU una noticia que da cuenta de una especie de «desfile» que a modo de protesta realizaron 250 cubanos frente a la embajada yankee en La Habana, escandalizados por la muerte de una vaca en el oeste cubano. Participaron de repudio media docena de vacas «que llevaban señales anti americanas», según puede leerse en el artículo.
Como consecuencia del escándalo político y democrático, el gobierno de los Estados Unidos le tuvo que pagar al cubano una «indemnización» de 2 millones de dólares como compensación, lo que convirtió a «aquella solitaria vaca cubana» en «una de las vacas más caras de la historia. El caso fue también constituyó la primera indemnización por daños provocados por basura espacial. Este antecedente, algunos años después, condujo al nacimiento de pólizas de seguro para cubrir este tipo de siniestros.
En homenaje a la vaca cubana se realizó un funeral de Estado, y fue enterrada con todos los honores por haber sido víctima de una «agresión imperial.»
Dicen que Fidel Castro vendió el motor del satélite Thor-Ablestar a los soviéticos, y los chinos recibieron sus vectores de empuje, que terminaron resultando valiosos para el desarrollo y perfeccionamiento de la capacidad de misiles balísticos de este último. Para evitar que esto volviera a suceder, la NASA modificó sus rutas de vuelo para evitar pasar sobre Cuba.
Muchas personas creían ver en la letra alguna referencia a la «solitaria Cuba de Castro». El Indio, diplomático, se encargó de descartar esa idea: «no tengo derecho a romperle el sueño a los que ven en esta letra la revolución cubana o cualquier otra cosa por el estilo; sería igual que si un pintor explicara cómo mirar un cuadro suyo« (Cuando Los Redondos explicaron sus obras. Revista Cantarock)
Lo cierto es que en su libro el Indio confirmó la anécdota del satélite, y explicó la idea que lo motivó a escribir la canción: «uno siempre quiere decir alguna cosita, incluso a través de un divertimento. En este caso, era la misma idea que estaba detrás de Masacre en el puticlub: si no tenemos control, o al menos conciencia, de lo que están haciendo los poderosos de verdad allá lejos, va a llegar la llamarada cuando estemos haciendo el asado y nos va a quemar el chanchito. A la pobre vaca le cayó encima un pedazo de satélite… ¡y la mató!»
(*) Este texto forma parte del capítulo 11 de Recuerdos que mienten un poco (Bs. As, 1era. edición, Editorial Sudamericana, 2019), libro de conversaciones del Indio Solari con Marcelo Figueras.
Responder