Omar Everleny Pérez Villanueva: Mipymes en Cuba: satanización de sus precios
En los últimos tiempos mucho se debate sobre los precios en Cuba, con énfasis en la venta de productos de las mipymes privadas, casi siempre con la intención de demostrar que son muy elevados y abusivos. Recordemos que, a fin de cuentas, se establecen por la ley de la oferta y la demanda.
Por todos es sabido que un comerciante o persona emprendedora casi siempre intenta generar la mayor utilidad posible para los recursos invertidos, limitado por los precios de la competencia, la necesidad del producto para el consumidor final, así como la demanda que exista en un momento dado.
Generalmente, pocas personas arriesgan recursos para ganar menos de lo que generarían los intereses bancarios de un depósito o para realizar obras de caridad.
Existen aspectos objetivos que influyen en los precios de las mipymes: se calculan a partir de los precios de los productos importados, los aranceles de importación, los costos de transportación, la comisión de la empresa importadora estatal.
A eso se suma la conversión de pesos cubanos (CUP) a divisas a un tipo de cambio esperado (a “adivinar” el que pueda existir en el mercado informal después de venderse los productos importados en moneda nacional), el costo de traslado de la divisa a saldos en el exterior (para volver a comprar nuevos productos), la utilidad prevista y otros gastos y costos.
En relación con lo anterior hay que considerar la especialización de las mipymes. Se identifican las llamadas mayoristas, que importan desde el exterior (a través del Estado), pagan los productos en divisas y los comercializan en moneda nacional a los actores económicos minoristas.
Estas últimas venden los productos al menudeo a los consumidores finales. Conforman así una cadena de suministros, donde cada mipyme tiene sus propios costos y márgenes de utilidad. Mientras más participantes haya, más caros serán los productos para el comprador final.
Segmento de mercado específico
Es preciso aclarar que los precios de las mipymes no son para que la población en general adquiera productos con sus salarios del sector estatal presupuestado o pensiones.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información, hasta fines del 2023, el salario medio mensual en las entidades estatales y mixtas ascendía a 4648 CUP (unos 13 USD en correspondencia con las tasas de cambio de monedas en el mercado informal, donde el valor del dólar tiende a mantenerse en alrededor de 360 CUP.
La propia fuente registró hasta fines del 2022 la existencia de 1 703 614 personas que cobraban una pensión media de 1901 CUP, alrededor de 5 USD (al cambio informal), así como otras 362 083 beneficiarias de la asistencia social (incluidas personas adultas mayores, discapacitadas, núcleos familiares protegidos y otros grupos en situación de vulnerabilidad).
Por otra parte, las remesas desde Estados Unidos hacia la isla en 2023 tuvieron un monto estimado de 1972 millones de dólares, señaló un reporte del Havana Consulting Group. Históricamente, esa ayuda económica ha posibilitado que las familias compren alimentos, aseo y otros productos básicos, tanto en el mercado estatal como en el informal, y desde 2021, en las mipymes.
Como dije en un artículo publicado en julio del 2023: “no nos engañemos; las formas de gestión no estatal se nutren mayormente de productos importados y satisfacen demandas mayormente de aquellos que obtienen divisas de ayudas familiares o de otras fuentes. Satisfacen una demanda de un segmento de mercado específico. Demanda dejada de atender por las tiendas estatales…”.
Sin embargo, las mipymes privadas no dejan de crecer y desarrollarse, a pesar de sus precios y las condiciones en que los fijan, sin un mercado oficial de compraventa de divisas ni transferencias bancarias de instituciones cubanas hacia el exterior, que beneficia a los exportadores extranjeros.
Una razón ya quedó expuesta: “demanda dejada de atender por las tiendas estatales”, lo que equivale a escasez de productos que necesitan adquirir también las personas que solo disponen de salarios y pensiones.
Cuando el Estado tenía una mejor situación económica, ofrecía una red de establecimientos en moneda nacional que contribuía a mejorar la oferta a personas asalariadas. Recuérdense los mercados artesanales industriales (conocidos por las siglas MAI) y los mercados agropecuarios estatales.
También existían estímulos en peso cubano convertible (CUC, una de las dos monedas oficiales que circuló en el país desde 1994 hasta 2021 con valor por lo general equivalente al dólar) y otros elementos que casi han desaparecido en la actualidad, sobre todo después de la pandemia por covid y de la llamada Tarea Ordenamiento (conjunto de medidas para la unificación monetaria en Cuba).
Pero, ¿cómo son los precios comparativos entre las mipymes privadas y las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) del Estado? Véanse algunos en la siguiente infografía:
¿Competencia en los precios?
Lo primero que salta a la vista es que el Estado no siempre tiene a la venta algunos productos de primera necesidad. Eso atenta contra la calidad del servicio y no contribuye a la competencia en los precios entre diferentes sectores de la economía.
De los productos seleccionados para demostrar que el Estado vende muchos productos en MLC más caros que las mipymes, resaltan en la infografía anterior los precios bastante elevados de la carne de cerdo y de pollo, 182% y 269% más caros, respectivamente.
También se evidencia que los precios de las mipymes no son superiores a los de las tiendas en MLC. Si siempre tuviesen precios más elevados, los negocios privados solo pudieran competir con el Estado por el hecho de tener tiendas en cada barrio, que facilitan el acceso a los productos para quienes no tienen medios de transporte ni residen cerca de comercios estatales.
Sin embargo, no parece ser el caso, por lo que el uso de la etiqueta “precios abusivos” tendría que ampliarse o modificarse, no únicamente emplearla para referirse a las mipymes.
Hay que resaltar que a principio de junio de este año hubo una recuperación del peso cubano en relación con el dólar estadounidense (USD). Según lo publicado por el medio independiente El Toque a inicios del mes sobre el tipo de cambio, 1 USD se llegó a cotizar a 280 CUP.
Entonces se esperaba que eso pudiera tener un efecto en la disminución de casi todos los precios en CUP, especialmente cuando los minoristas agotaran las existencias de los productos comprados a los mayoristas antes de la revaluación del peso cubano, y adquirieran productos de los mayoristas a mejores precios en moneda nacional por el reflejo del nuevo tipo de cambio.
Sin embargo, en menos de 10 días se volvió a depreciar el peso cubano en relación con el dólar. De ocurrir el impacto previsto en los precios mayoristas, por un lado, la reducción pudiera interpretarse como un ligero alivio para los compradores finales.
Pero insisto, aunque los precios bajasen en cierta proporción, difícilmente pasarían a ser asequibles para la población sin acceso a divisas. Casi todos los productos que se comercializan en Cuba son importados, por tanto, resulta muy improbable que el mercado de las mipymes sea para la demanda sustentada en salarios y pensiones, aun cuando sus precios bajen.
La apreciación del CUP pudiera traer como consecuencia que los precios, en su contravalor en USD, sean iguales o superiores a los anteriores precios. Por ejemplo, si un cartón de huevos cuesta 2900 CUP y el tipo de cambio USD/CUP es de 395, el costo en dólares es de 7,44. Si el precio del producto baja a 2100, con el cambio a 280 CUP, el costo en dólares sería de 7,50 USD, muy similar al anterior.
Si, en su contravalor en USD, los precios resultan muy superiores a los que habían antes de la devaluación del dólar, esto pudiera ser conveniente para las tiendas en MLC y la recaudación de divisas por parte del Estado, pero no necesariamente para el segmento de la población que adquiere productos a partir de ingresos en divisas, que acude en su mayoría a las mipymes.
El Estado ante el nuevo mercado
Al margen de los precios y de la satisfacción de determinada demanda de la población, la existencia de un comercio creciente por parte de las mipymes demuestra que el Estado pudiera ser más ágil al reaccionar ante las nuevas realidades del mercado, dos de ellas en particular:
- Para aumentar la recaudación de divisas para las arcas centrales del país es necesario no solo influir de forma activa en el tipo de cambio de las divisas contra el CUP, sino incrementar la oferta de productos en las tiendas en MLC, a mejores precios. Tal cambio depende en gran medida de mejorar los pagos a los suministradores extranjeros.
- Como el Estado ya no ostenta el monopolio del comercio, la política de precios en las tiendas en MLC debe revisarse en profundidad. Seguir utilizando un coeficiente de 2,4 o similar solo provocará una ralentización de las ventas de gran cantidad de productos, con su influencia en la eficiencia económica de las tiendas en MLC.
Es decir, el Estado siempre ha utilizado en estas tiendas el coeficiente del 240 % e incluso del 360 % en determinados productos sobre el costo de la mercancía para fijar sus precios.
Vinculado con esto último sobresale el ejemplo de la cerveza Cristal, por largo tiempo vendida a 1,30 USD. Probablemente, el lento movimiento del producto hizo bajar su precio a 1 USD, también es posible comprar una lata a 0,80 USD. Esto se debe a la aprobación de un cambio generalizado del precio del producto o a que, en determinados lugares, la cerveza esté próxima a vencerse.
Hoy, la realidad del mercado es variable y el Estado debe entenderla. Si quiere competir y vender, y hasta estimular mejores precios de las mipymes, no debe demorarse en hacer los cambios a establecer en la política de precios de las tiendas en MLC, que siguen siendo los de antaño. (2024)
Publicación fuente ‘IPS’
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