Rafaela Cruz: El costo del bloqueo a Cuba

DD.HH. | 28 de octubre de 2024
©Díaz-Canel de recorrido por la provincia de Mayabeque / Estudios Revolución

Basándose en informes del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), Cubadebate, medio de desinformación digital del Partido Comunista de Cuba (PCC), publicó un compendio de supuestos costos del «bloqueo» (en realidad embargo, pero dicen bloqueo para victimizarse) que el castrismo achaca a la soberana y legítima decisión norteamericana de condicionar sus relaciones económicas con Cuba a que haya cambios políticos en la Isla.

Sin embargo, las limitaciones del embargo se dirigen, principalmente, contra el Gobierno y no contra el resto de la nación, como demuestra que tras solo tres años de existir empresarios privados en Cuba, estos estén ya, con relativa facilidad, comerciando con puertos de Estados Unidos.

Es el totalitarismo castrista, para quien Gobierno, Estado, partido y pueblo son la misma cosa, el responsable de extender hacia el resto del cuerpo de la nación unas limitaciones económicas concebidas contra el Gobierno, usando así al pueblo como rehén y escudo contra sus enemigos políticos.

¿Cuán inmenso no sería a estas alturas el comercio entre Cuba y EEUU —sin importar la vigencia del embargo contra el Gobierno— si, en vez de las 10.614 MIPYMES aprobadas en tres años, hubiese cientos de miles de pequeñas empresas y, además, algunos centenares de grandes emporios nacionales privados trabajando y produciendo ininterrumpidamente desde 1902?

Entonces sí, es cierto que el Gobierno norteamericano limita su comercio con el Gobierno de Cuba, pero es este último quien ha convertido ese veto a su propia actividad, en un veto generalizado a la actividad de todos los cubanos, al impedir durante más de seis décadas la iniciativa empresarial privada en la Isla.

En todo caso, el embargo no es una inamovible ley física, sino una política norteamericana (ningún gobierno está obligado a mantener relaciones comerciales con otro) que hace depender su interacción con el Gobierno castrista de que se cumplan ciertas circunstancias que, para EEUU, son importantes.

Si el Gobierno cubano, soberanamente, elige no cumplir esas condiciones, ¿de qué se queja? Es su propia decisión la que impide el comercio bilateral, ¿o acaso EEUU no puede poner condiciones y debe aceptar lo que sea que el Gobierno cubano quiera?

Obviando esos puntos básicos de cualquier relación bilateral, el castrismo, con todo cinismo, achaca las pobres exportaciones cubanas al «bloqueo», aunque la última vez que la US Navy bloqueó verdaderamente a Cuba fue en 1962 y solo durante 13 días, después que La Habana instalase en su territorio amenazantes misiles nucleares del enemigo jurado de Washington. Desde que aquello se solucionó pacíficamente —para disgusto de Fidel Castro— de los puertos cubanos puede salir y ha salido cualquier mercancía.

La realidad es que, hoy por hoy, Cuba no exporta porque no tiene nada que exportar desde que el castrismo destruyera industria y agricultura, primero adueñándose de todo, luego administrándolo de la peor manera. No un bloqueo, sino la planificación centralizada socialista es lo que ha aniquilado el tejido productivo del país.

Y el turismo —¡ayyy, el turismo!—, ¿no estábamos ya enemistados con los americanos, el mayor emisor mundial de turistas, cuando se decidió comenzar a invertir la mayor parte del dinero de Cuba en ese negocio? Entonces, ¿cómo puede decirse que el turismo está severamente afectado porque los americanos no vienen, si cuando se comenzó a invertir en turismo ya se sabía que no iban a venir?

La pregunta real es por qué, después de destruir una exitosísima industria nacional como la azucarera, que podía funcionar amén de cómo estuviesen las relaciones internacionales del país, el castrismo eligió como locomotora económica, una tan dependiente de la voluntad de una nación a la que, cada vez que puede, ataca verbalmente o se pone al servicio de sus enemigos geoestratégicos.

Del turismo, intencionalmente, pasemos a la agricultura donde, dice el Gobierno cubano que las afectaciones del embargo, solo el año pasado, sumaron 441 millones de dólares. Si se detuviese la inversión hotelera en Cuba, ahora que la ocupación es escasa y sobran hoteles, ¿no se podría dedicar ese dinero a la agricultura, y así compensar lo que supuestamente afecta el embargo? ¿Quién obliga al Gobierno cubano a continuar invirtiendo en hoteles que quedarán vacíos, mientras la agricultura languidece por falta de recursos? Es el castrismo y solo el castrismo quien elige más hoteles y menos papas, menos azúcar, menos leche.

Pero olvidemos la inversión nacional que, en manos de GAESA, claramente sirve, más que al pueblo, a esos generales y coroneles que apuntalan la maquinaria castrista, y pensemos en cosas más posibles. Por ejemplo, ¿qué tiene que ver el «bloqueo» con la imposibilidad de privatizar el campo, de permitir que sea el mercado y no los demostradamente empobrecedores decisores centralizados quienes organicen la agricultura cubana? ¿Alguien fuerza al castrismo a mantener su claramente fracasado modelo agrícola?

En las ciudades crece el hambre y en los campos solo crece marabú porque el castrismo bloquea la empresa privada agrícola, bloque la inversión extranjera, bloquea cualquier posibilidad de una agricultura independiente a ese gigantesco aparato burocrático con el que mantienen encadenado al país.

Es el castrismo, no Washington, quien impide que los campesinos sean verdaderos dueños de las tierras que labran. Es el castrismo quien les impide cosechar lo que quieran. Es el castrismo quien les impide vender dónde y cómo quieran. Es el castrismo quien les impide importar y exportar directamente. Y es el castrismo el que impide que exista intermediación comercial y financiera en el mercado agrícola cubano, lo que posibilitaría la especialización del trabajo que, desde el siglo XVIII, se sabe que es la base del aumento de la productividad.

Lamentablemente, es fácil, cuando se monopolizan medios de comunicación, educación y cultura como sucede en Cuba, culpar al embargo norteamericano del fracaso de un régimen mafioso que no ha sabido ordeñar la vaca que se robó y ha tenido que matarla, asfixiándola bajo el verdadero bloqueo que desde 1959 puso sobre la libertad individual, destruyendo más que la economía, la nación entera.

Publicación fuente ‘DDC’