Pablo de Cuba Soria: Canto Uzlyau [Canto gutural de los pueblos del Altai, Sayán y montes Urales]

«Quien canta con la garganta sin haber dormido con lobos, perderá la voz».
(Viento tuvano sin dirección fija)
Más que un estilo de canto, el uzlyau es un error acústico que sobrevivió al tiempo porque los lobos lo consideraron digno. Sucede cuando el alma intenta salir del cuerpo por medios poco ortodoxos y termina atrapada en la tráquea. Cantarlo no es arte: es exorcismo con ritmo.
Nació en algún rincón de los montes Sayán, de una mezcla entre hambre, viento y gente demasiado ocupada en sobrevivir como para inventar escalas mayores. No tiene escuela: tiene clima, escarcha y rencor gutural. Se practica de pie, con los pulmones en huelga y la dignidad colgando del último aliento.
Occidente, en su ternura colonial, lo rebautizó como throat singing, como si se tratara de una terapia vocal o un producto para vender en festivales de yoga. No entendieron que el uzlyau no busca ser escuchado: busca que lo temas. Suena como un animal herido que aprendió a modular, o como un chamán con bronquitis que decidió seguir adelante.
Imita ríos, águilas, espíritus, caballos, y a veces el eco interno de alguien que ha pasado demasiado tiempo sin hablar. Cada nota arrastra siglos de ceniza, leche de yegua fermentada y cierta decepción hacia la humanidad. Los tuvanos, bashkires y altaianos lo cantan sin nostalgia ni espectáculo: como quien se limpia la garganta para seguir existiendo. Y si lo intentas sin haber dormido con el frío, el miedo y las piedras, no estás cantando uzlyau: estás haciendo gárgaras con folclore.
Un director de cabezas torcidas como Werner Herzog dijo que el uzlyau era como escuchar la tierra quejarse. Lo metió en una de sus películas, donde enanos revolucionarios quemaban el mundo a cámara lenta. Ahí el canto no acompaña: susurra algo que nadie querría oír.
El uzlyau es lo que vibra cuando el espíritu ya no quiere explicarse.
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