En la entrada principal de la sala de urgencias, abierta al público, una enfermera y una oficial de policía descansan apoyadas sobre sus escritorios, a la espera de que algún caso llegue. (…) Hasta aquí vienen a parar las víctimas de la violencia extrema en las calles, para recibir los primeros auxilios por las terribles heridas que traen. Los pacientes llegan tanto a pie como en ambulancias, o bien en patrulleros que van acumulándose frente al pabellón. Para seguir leyendo…
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