«No sabemos. No estamos autorizados a decirle más. No podemos dejarle entrar. Solo cumplimos órdenes…» Esto le decían los agentes de la Seguridad del Estado al artista MAldito Menéndez en el mismo avión. Y pregunto, ¿no es, casi, con idénticas palabras e idéntica mentalidad, lo que respondió en aquel juicio famoso Eichmann y por lo que Hannah Arendt acuñó su famosa tesis de la «banalidad del mal»? El mal es banal no porque represente la encarnación de una orden, sino, porque al contrario, no la representa, solo la escenifica, la vacía (como diría Sarduy) «de todo su anterior vacío». Disfruten 😉
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