Una pequeña élite de artistas, pintores, músicos, actores y bailarines fueron comprando casas en barrios residenciales, arreglando espacios para convertirlos en centros culturales o galerías propias y adquiriendo autos. Se les puede reconocer cenando en los mejores restaurantes de la ciudad o llegando con un chofer. Aunque creadores de otras disciplinas forman parte del fenómeno, es más singular entre los artistas plásticos quienes, en el mundo, suelen pasar apremios económicos. Para seguir leyendo…
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