«Contradiciendo a Zoé Valdés, hay más de una orilla, más de una playa, donde un cubano puede sentarse a leer o a tomar un café. Cuando Rine Leal afirma que en algún momento el mar desaparecerá, entiendo que ha dejado o dejará de ser infinito. No en vano, el mar supone a veces el único instante de equilibrio o la única ventana. En las manifestaciones más recientes del teatro, las artes visuales o la literatura cubana, es frecuente la figura del anciano que solo (conoce el mar) a través de los libros o la televisión, ya que nunca dejó su casa en el interior de la isla para observarlo. Sin embargo, a ese anciano siempre le emociona escuchar historias de quien fuera que (lo) hubiese visto. Para la literatura cubana es un monstruo impiadoso o dulce, una fiesta y un consuelo.» Para seguir leyendo…
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