Las memorias de Enrisco se centran en los dos años que vive en Madrid porque no pretenden reconstruir su vivencia personal del exilio (que vendría a ser una autobiografía), sino la experiencia colectiva de una generación que se vio en buena parte forzada a romper con su medio y salir al encuentro con lo otro. Enrisco se propone hablar de la experiencia del desplazamiento compartida por el grupo nacido en Cuba a finales de los años sesenta y principios de los setenta, que crece en unas circunstancias singulares, en un espacio físico limitado y sin demasiados lazos con un mundo externo muy diferente. La salida y el desplazamiento se presentan en la obra simultáneamente como un proceso de pérdida (o abandono) y como un proceso de conocimiento. Para seguir leyendo…
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