La explicación oficial de Estados Unidos para excluir a los disidentes es que la ceremonia de izamiento de la bandera es un asunto de gobierno-a-gobierno. Esto no es convincente. Invitar a los disidentes sería una demostración frente a Raúl y Fidel Castro de lo que la bandera significa: gente que puede elegir libremente a sus dirigentes, un pluralismo de opiniones y la participación pública en las instituciones y tradiciones de una sociedad civil sana. No invitándolos a ellos resulta una triste propina depositada en el sombrero con que los Castro se han mantenido vívidamente atrincherados: la imposición por decreto, el estatismo, el control y el miedo. Para seguir leyendo…
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