Hay además en este libro no pocas formas de infringir dolor y proporcionar placer, coloridas instantáneas donde el dolor desemboca en el placer -también el sistema transita y opera en sentido contrario-, látigos, trajes de látex negro, asesinos seriales, tacones de aguja y comprimidos (¿por qué no escribí “pastillas”?), dibujos animados, lobotomías y variedades de porn stars. Para Vultureffect incluso fue diseñada una banda de buitres bandidos; atracan bancos y supermercados, pinchan los neumáticos de los autos y destrozan los parabrisas, “violan a las mujeres y las mujeres violadas dan a luz criaturas híbridas (…): un buitre capaz de pensar como niño o niña y que, al hacerse mayor, correrá a unirse a una bandada de buitres bandidos”. Para seguir leyendo…
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