No debe ser casual que el uso del pueblo como adjetivo coincida hoy con el uso extendido del arte como adjetivo (con esas prácticas artísticas capaces de resolver cualquier pantano conceptual). Tampoco debe ser casual que ambos mundos se agarren, hipnotizados, al término “empoderamiento” ante su incapacidad para recuperar la emancipación. Desde esta nueva eufemocracia, contamos con instituciones e ideólogos que se apuntan, cada vez más, a Thomas Piketty y su teoría del 1% para explicar, también, los problemas de la cultura. Como si en el Sistema del Arte Contemporáneo –seguimos sin movernos de España- las decisiones no fueran tomadas, exactamente, por un 1% que se encarga de designar cargos, bendecir aliados y marginar herejes. Para seguir leyendo…
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