Travestirse en Cuba no es un acto ingenuo de excéntricos dementes con taparrabos. Travestirse en medio de la cosa pública es una urgencia para quienes luchan contra los enemigos (reales o imaginarios) que perturban la tranquilidad ciudadana. La contaminación del rostro y la máscara es una epidemia cíclica imposible de controlar por ninguna potencia médica. Para seguir leyendo…
Responder