Conocí el concepto de propiedad horizontal en mi adolescencia, pese a que ya desde antes supe que había edificios mucho más modernos que el pequeño Pastorita en el que vivía. Tal era el caso del muy cercano Naroca, con su peluquería de lujo (Hermanas Giralt) y su oficina de correos, la más moderna de la “zona 4″ del código postal de La Habana. Pero sólo cuando cursaba el preuniversitario, en la segunda mitad de los años 1980s, supe que éste y otros edificios del Vedado como el Hermanas Giralt (no la peluquería de los bajos del Naroca sino el edificio de la calle 23) y el Someillán, entre otros, eran “de propiedad horizontal”. Para seguir leyendo…
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