Entre un abrazo de Fidel como “metáfora reconfortante” y el boom de Ubre Blanca como “metáfora económica”, La vaca de mármol fabula con pulsiones individuales y colectivas, oscilando entre la inseguridad y dependencia de una porción de tierra flotando en el mar Caribe. Tal vez los habitantes del “Archipiélago Cubag” no están preparados para trocar la barbarie en lección de soledad constitucional. Para seguir leyendo…
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