La normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos ha hecho más visible la fascinación que muchos cubanos sienten por el poderoso vecino. “Ahora salgo con la bandera norteamericana cada vez que puedo”, se jacta Liudmila, de 22 años y asidua de las tertulias informales en la calle G de La Habana. Estudiante de último año del Instituto Pedagógico, cuenta que va a clases con la bandera de las franjas y las estrellas sobre el cuerpo. Para seguir leyendo…
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