Las fotografías presentadas por el Dr. Luis Montané para ilustrar su conferencia “La pederastia en Cuba”, leída en la última sesión del Primer Congreso Médico, la noche del 22 de enero de 1890, son parte de un archivo más vasto que ya había hecho gala de otros cuerpos anómalos: esclavos, enfermos mentales, criminales comunes, casos médicos y teratológicos, etc. Aunque la inmensa mayoría de esas imágenes -tanto sus soportes como reproducciones- se han perdido, no por ello dejan de requerir un lugar en ese incompleto, pero a vez siempre agujereado, y fantasmático, archivo. Podemos lamentar su pérdida, no menos que los espejuelos de Valera, la levita de Martí o el pañuelo ensangrentado de Casal. Para seguir leyendo…
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