Durante décadas, el Estado cubano ha coordinado un negocio multimillonario, basado en el comercio de la sangre que extrae a ciudadanos que ignoran ese tráfico y que no reciben remuneración alguna por sus donaciones. Ya a mediados de la década del 60, los informes indicaban que Cuba vendía sangre a Vietnam y Canadá. En 1995, Cuba exportó sangre por valor de 30,1 millones de dólares estadounidenses, con lo que este comercio representó su quinto producto de exportación, solo superado por el azúcar, el níquel, los mariscos y el tabaco. Para seguir leyendo…
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