«Fata Morgana», en su monumentalidad instalativa, tiene también una vocación paisajística, un aliento poético del land art, en la medida en que establece un metabolismo especial con el hábitat del parque. Un metabolismo que incluye sus árboles, el aire y el suelo contenido en sus espacios, y también un metabolismo con los trasuntes que discurren por el sinuoso recorrido del parque. Para seguir leyendo…
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