El choteo como alimento de la robotización mundana permite a Žižek evocar un chiste de principios de años sesenta, que trasmite la paradoja de las creencias que se dan por supuestas. Después de que Yuri Gagarin, el primer cosmonauta, concretara su viaje al espacio, fue recibido por Nikita Kruschev, secretario general del Partido Comunista, a quien le dijo a solas: “¿Sabe, camarada, allá arriba, en el espacio, vi el cielo, con Dios y los ángeles? ¡El cristianismo tenía razón!”. Kruschev le responde en un susurro: “¡Lo sé, lo sé, pero no diga nada, no se lo cuente a nadie!”. Para seguir leyendo…
Responder