El historiador cubano Rafael Rojas está convencido de que tanto Estados Unidos como la Unión Europea, al comenzar el deshielo de sus relaciones con Cuba, «sabían que estaban negociando con un régimen totalitario, en descomposición, que no iba a renunciar a la represión». Lo que sí ha sido una sorpresa para este profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), que reside en México desde hace 25 años, es que después de ese restablecimiento de las relaciones diplomáticas el Gobierno de La Habana «interpusiera un freno tan evidente a las reformas económicas que comenzó Raúl Castro».
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