Raúl Castro no desestima una posible sucesión al estilo norcoreano, con Alejandro como heredero del imperio político construido desde 1959. “Aunque tiene muy poco a su favor, le encantan los discursos encendidos, lo cual puede gustarle a la cúpula militar y conservadora. Además, desde su cargo mantiene vínculos con los órganos de inteligencia de Rusia, herederos del extinto KGB”, ha señalado Yusnaby Pérez, un líder juvenil disidente. Para seguir leyendo…
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