En Cuba no matan a nadie y en México sí, repiten algunos. Dejando de lado la clara diferencia entre un régimen como el mexicano —en el que el ejercicio desigual de los derechos y la violencia, están relacionados a la fragmentación del poder y su colusión con criminales— y el cubano —que controla todo el territorio, la sociedad y las instituciones, por lo que puede neutralizar sin eliminar a todos sus oponentes— debemos preguntarnos si lo importante, en cuanto a derechos humanos, es establecer grados de disculpa. En México te desaparecen, aunque puedas denunciarlo legal y mediáticamente y los activistas ganen algunas batallas. En Cuba, la violencia física está cuidadosamente planificada, pero puedes ser aniquilado como persona sin tener mecanismos de denuncia y defensa reconocidos. Ambos son pésimos ejemplos de sociedades, en las cuales los poderosos violan, sistemática y masivamente, derechos humanos. Para seguir leyendo…
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