Estoy muy consciente del respeto que le debo al sujeto y de la fuerza con que deseo expresar mi suerte de ser testigo de instantes y hechos que no se repetirán jamás. Y si fuera a ser estrictamente justo, esto lo debo a un maestro que tuve llamado Raúl Martínez – el grandísimo pintor cubano Raúl fue mi maestro de fotografía-. Él me decía muchas veces que si fotografiaba a un ser humano y no lograba escuchar su respiración, es que andaba muy perdido y que no iba a entender nada de lo que ocurría. Robert Capa dijo algo similar de la cercanía con el sujeto, pero antes lo supe por mi maestro Raúl. Para seguir leyendo…
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