El duelo nacional afirmó la necesidad de extender la vida útil de Fidel, como si se tratara, digamos, de un almendrón. La misma carrocería parece empujada por el viejo motor. En este sentido, retardar la lógica obsolescencia de su pensamiento se convierte hoy en una práctica de conservación. Se trata de garantizar la sobrevida simbólica del Líder para enfrentar la crisis de liderazgo y el déficit democrático del país. Falta por descubrir si esta sobrevida supone un auténtico empeño de conservación o es solo una artimaña para crear consenso. Mientras tanto, sería interesante explorar sus formas. Para seguir leyendo…
Responder