Abel González Fernández. ·Hotel Roma·

Actualidades | Artes visuales | 24 de enero de 2018

Hotel Roma sabe cómo travestir a sus actores en una especie de promiscuidad tan sexual como política, donde cada cual consume lo que le falta. El conservador se rodea de liberales, el millonario de pobreza, el turista prueba el sabor local y el comunista experimenta la disidencia. Para seguir leyendo…